Onil nunca defrauda. Quizás, ahora en invierno haya que estar más pendiente de las condiciones climatológicas, si no te quieres quedar hecho un cubito de hielo, o polo flash, dependiendo del volumen corporal de cada uno.
Onil es capaz de ofrecerte en menos de veinticinco kilómetros un descenso espectacular, sendas rápidas con un agarre increíble, trialeras de subida capaces de hacerte tirar los higadillos en apenas quinientos metros y, como ocurrió, en este caso si te apetece alargarla un poco puedes cruzar la carretera de Ibi y subir al Menjador, que aunque empieza ya ha ser terreno hostil ( pertenece a la Font Roja ), te permite hacer una buena subida con una bajada bestial.
A las nueve de la mañana salíamos Lord y yo de Casa Tapena, por una sendita que va paralela a la carretera y que te conduce al barranco de Arcá, el cual te introduce en las entrañas de la sierra de Oníl. A unos dos kilómetros se deja este barranco para continuar subiendo por el de Monvarí, el cual abandonamos para seguir nuestra subida al primer pico del día por una senda muy técnica que nos hace entrar en calor y acordarnos de la madre que parió a más de una raíz, en seguida. Tras unos kilómetros de subida y después de librarnos, por poco, de ser arrollados por dos motos de enduro que subían por una senda por la cual casi no cabían las bicis, coronamos nuestro primer punto alto de la ruta que se encuentra a 1093 metros. De aquí nace la primera gran bajada del día, con un primer tramo muy sencillo y serpenteante pero que desemboca en otro más complicado. Es en este punto donde Lord tenía puestas todas las expectativas del día, ya que llevaba algún tiempo sin, bajar por esta zona sin poner pie a tierra, y sus expectativas se cumplieron. Yo tiré primero y me paré abajo, esperando para echar unas fotos, y de repente, de entre la vegetación se escucharon los chillidos de satisfacción de Lord que me indicaban que había superado su reto personal. La verdad es que cuando consigues algo así es inevitable continuar la bajada chillando de emoción.
Gallifante para Lord.
Una ve abajo toca remontar un repechón de pocos metros para llegar a un cruce de pistas donde si te fijas sale una senda que rápidamente pierde cota escondiéndose tras la vegetación.
Esta senda de bajada se caracteriza sobre todo por que está toda surcada por regueros y piedra suelta que hace que tengas que ir de lado a lado de la misma para intentar sortearlos. Personalmente, la odio, pero como la alternativa es bajar por pista, pues se hace y punto, que prefiero piñarme metiendo la rueda en un reguero, que por que me he dormido bajando por una pista de seis metros de ancha.
La senda te deja en la carretera de Ibi, la cual seguimos hasta el comienzo de la pista que te lleva a coronar el Menejador, y eso hicimos, bueno nos quedamos a un kilómetro y medio de la cima (1280 m.).
Aquí es donde comienza la senda de descenso que te lleva otra vez a la zona de Onil y te saca de Mordor, lugar donde habitan especies depredadoras de ciclistas como son los for.es.tales y unos seres de verde y casco de tres puntas. Si, estos que se encargan de velar por los derechos de los senderistas domingueros que inundan el monte de papel albal, mondas de naranja y demás basuras., así como de los cazadores que siembran los campos con bolitas de plomo y cartuchos multicolores abandonados, y que alguno tiene en su haber alguna cabeza de ciclista colgando encima de su chimenea.En fin no sigo que me enciendo.
La bajada la hicimos sin problemas y disfrutándola al máximo.
Esta acaba otra vez en la carretera de Ibi, la cual cruzamos para coger una pista que nos lleva hasta el cruce de pistas donde anteriormente habíamos cogido la senda con regueros. De aquí tomamos dirección de vuelta a casa Tápena a través de la senda que muchos bikers han bautizado como “la perfecta” y que te devuelve al barranco de Arcá.
Llegado a este punto tomamos la decisión de no seguir, como siempre hacemos, hacia el descenso de Onil, y dimos por acabada la ruta poniendo dirección a casa Tápena donde nos esperaban unas barritas energéticas de cereales liquidas y espumosas.
